NOVENA PREGUNTA
Y RESPUESTA:
Alfredo:
Si como dices, se acercan
cambios tan tremendos en la
Realidad que conocemos, me pregunto:
¿Cómo debemos prepararnos
para afrontar
esos cambios?
Porque yo quiero vivir para contarlos.
El Escriba:
Ya di explicaciones sobre esto, en
mi libro
“La Cuarta Dimensión”, llamando
la atención
sobre la
luz de
nuestras
Almas, el cuerpo eléctrico,
la Voluntad, el
aura, el
cuerpo astral... todos
estos
términos significan lo mismo.
Pero si quieres
más luz
sobre lo
que el
Universo espera de ti, para
acomodarte a sus cambios, voy a dártela.
Vamos a profundizar un
poco más
en lo
que ya
sabes, para que puedas entender cuál es
tu deber en estos
tiempos finales.
Si ya has comprendido:
-
Que
Espacio y tiempo son las
dos caras
del Universo.
-
Que
todo tiene
dos caras,
todo se
forma con
Espacio y Tiempo.
-
Que
es el
Tiempo quién alimenta el desarrollo del
Espacio.
-
Que
el Espacio
es de
naturaleza
material,
magnética.
-
Que
el Tiempo
es de
naturaleza
inmaterial,
eléctrica.
-
Que
todos somos
a la
vez magnéticos y
eléctricos.
-
Que
la energía que
hace crecer
el Universo
es Memoria.
-
Que
la Memoria
tiene presencia
física.
-
Que
tenemos dos Memorias, la del
Espacio y la del Tiempo.
-
Que
la Memoria
del Espacio,
es nuestra Razón,
material.
-
Que
la Memoria
del Tiempo,
es nuestra Voluntad, inmaterial.
-
Que
el Espacio
es Razón,
materia
ordenada, sin movimiento, sin
vida.
-
Que
el movimiento del
Espacio se debe a la electricidad
de la
Voluntad.
-
Que
la Atención
es Eterna,
es el
Libre Albedrío, es la
Vida.
-
Que
todos somos
fragmentos de DIOS. Fragmentos de
Su ATENCIÓN, Su
Razón y
Su Voluntad.
-
Que
todos heredamos
de DIOS
Padre, la Atención.
-
Que
todos heredamos
de DIOS
Hijo, la
Voluntad.
-
Que
todos heredamos
de DIOS
Madre, la Razón.
-
Que
el Espacio
Universal es la Razón de
DIOS, La
Madre.
-
Que
el Tiempo
Universal es la Voluntad
de DIOS,
El Hijo.
-
Que
el origen
de DIOS
Madre, el Dos, y de DIOS Hijo,
el Tres,
está
en DIOS
PADRE; EL UNO.
Si has comprendido todas estas cosas,
ya has
dado un
gran salto en el Tiempo,
en tu
camino hacia la perfección, hacia
la inmortalidad.
Pero, yo no
puedo llevarte hasta el
fin de
tu viaje.
Nadie puede
hacerlo, porque paso a paso has de
recorrer tu camino, construyendo
tu propia
memoria del Espacio y del Tiempo, con
ella, tendrás conciencia de tu
Reino, el Reino que por
herencia te corresponde, El Reino Eterno
de DIOS.
Todo lo que
puedo hacer
es guiarte, como debe
hacer el
hermano mayor con el más pequeño.
Entre
todos mis
deberes, este es el
primero.
Tampoco puedo decidir
por ti,
yo, sólo puedo guiarte
con mi
palabra y mi ejemplo, la
responsabilidad de tu elección
será tuya.
Debes aprender a
discernir, entre la Oscuridad
y la
Luz, entre la
Muerte
y la
Vida, entre Espacio
y Tiempo.
En el Universo, sólo hay
dos caminos:
El camino del Espacio y
el camino
del Tiempo.
El camino
del Espacio
conduce a la oscuridad, el frío,
la rigidez,
la Muerte.
El camino del Tiempo conduce
a la
Luz, el
calor, el movimiento, la
Vida.
El camino del Espacio, es
el que
sigue la
Razón, quiere tenerlo todo y
disfrutarlo todo,
antes
de morir.
Es el
camino del dolor y acaba
en la
muerte.
El camino del Tiempo, es
el que
sigue la
Voluntad,
no le
place el
presente, quiere saber lo que hay
más allá.
Es el
camino del deber que trasciende
la Muerte.
Quién elige este camino,
deberá conformarse con el
placer que producen las cosas
bien hechas, el placer de
hacer felices a los demás,
de sacar
provecho a los días,
llenándolos. El placer de volver
de una
vida con
las manos
llenas de buenas obras.
La Atención, el
Libre Albedrío, en medio
de la
Razón y
la Voluntad debe
elegir entre ir hacia delante, hacia
el Tiempo
o ir
hacia atrás, hacia
el Espacio.
Esta no es una
elección dramática entre
la vida
y la
muerte,
porque en verdad, no podemos morir.
Pero quien vive
por el
placer, por el placer morirá
y tendrá
que nacer
y empezar
de nuevo, con más experiencia y
cierto
retraso.
Como un
estudiante que
debe repetir curso.
Si escoge el camino del
placer, no necesitará un
guía,
porque encontrará muchos por el
camino.
Si escoge el camino del
deber, el camino de la
Voluntad,
es tan
duro y
solitario
como la responsabilidad.
Si quiere complacer a la Razón y
a la
Voluntad
a la
vez, dando
un paso
atrás
y otro adelante,
sin avanzar
ni retroceder, puede
llegar a un enfrentamiento
extremo
entre
sus dos memorias, la del Espacio
y la
del Tiempo,
puede sufrir trastornos de
doble personalidad.
El único camino razonable, es
el del
Tiempo, porque en él, estamos inmersos,
atrapados,
en un
viaje hacia
el futuro.
Decidir el camino
a tomar,
parece un simple problema de
elección, fácil de solucionar, pero la
cuestión
se hace
más compleja,
cuando uno se propone andar
el camino de la Voluntad
y la
Razón se
niega. Es entonces cuando
se comprende,
que la Razón es como una bestia tozuda,
que sólo
se deja
gobernar por la fuerza, por
el Poder
de la Voluntad.
Todos tenemos dos
caras, dos personalidades opuestas,
como el
Dr. Jekill
y Mr.
Hyde, una
es la
Voluntad,
la otra, la
Razón.
Dos memorias opuestas, la
del Tiempo
y la
del Espacio,
enfrentadas, en
tensión permanente, con
la Atención
en medio
de ambas,
intentando hacerlas
caminar en la misma dirección.
Una quiere dirigirse
al Espacio,
quiere vivir en el pasado,
en lo
conocido, donde se siente segura.
La otra quiere dirigirse
hacia el
Tiempo, quiere vivir en el
futuro,
donde piensa
ser libre.
Una resulta
ser conservadora,
no le
gustan
los cambios,
la otra resulta ser
progresista, quiere cambiarlo
todo.
Son nuestras
dos caras.
Femenina y masculina,
izquierda y derecha, negativa
y positiva.
Una prefiere
recibir, que le regalen y
la otra prefiere dar,
hacer regalos.
Una quiere
ocupar el espacio, ordenarlo a su antojo,
embellecerlo, enriquecerlo, porque ella adora
la seguridad.
La otra quiere ocupar el tiempo, proyectarlo, ordenarlo,
dirigirlo, creando, construyendo, sembrando...
La Razón es
una Fuerza,
la Voluntad es un Poder.
La Atención necesita a la Voluntad, como
intermediario
necesario, para dirigir a la Razón.
La Atención,
ordena a la Voluntad
La Voluntad, manda a la Razón.
La orden es eléctrica,
su ejecución
es magnética.
La dualidad que
hay en
todos nosotros, representa la dualidad Universal,
y la
veremos reproducida, en parejas,
hermanos, familias, partidos, pueblos,
países...
En todo, encontraremos esta dualidad,
en la
propia Humanidad, en todo el
Universo; dualidad reflejada
en la
oscuridad, propia del Espacio y
en la
Luz, propia
del Tiempo.
Tras muchos intentos
y muchos
fracasos, lograrás que tu Razón
se vea
subordinada a tu Voluntad y
tu Voluntad a
tu Atención.
El Poder y
la Fuerza
estarán
bajo tu
dominio, habrás ordenado cada cosa en su
sitio.
Yo Soy la Atención, Soy
el Principio Creador.
Yo Soy la Voluntad,
Soy el
maestro de obras.
Yo Soy la Razón,
Soy el
obrero.
Para lograr vivir
erguido, majestuoso, tienes que
estar
dispuesto a librar una batalla contra tu
parte
más oscura,
y debes
saber cómo
librarla.
Para vencer el
“Mal” en
ti mismo,
debes conocer
al enemigo
antes
de empezar
la lucha, o fracasarás, porque su
astucia
no tiene
límites y conoce todas
las artes del
engaño.
En esta batalla,
el enemigo
no es
ajeno a
ti, sino
que vives
en él,
es tu
Razón, tu cara negativa, tu cuerpo
y tu
mente,
la memoria
que has
heredado de tus antepasados, que pretende Ser
por sí
misma,
sobrevivir más que nadie, poseerlo
todo, procurarse la mayor seguridad
y el
mayor placer.
Para ello, no
dudará en esclavizar a la
Voluntad
y a
la Atención,
que le
dan el
movimiento y la
Vida.
La batalla
será silenciosa,
pues tendrá
lugar en
tu propio
interior
y serán,
tan sólo
tres, los participantes.
La Atención será
el árbitro, el
juez de
paz, el
Principio Rector, los otros dos,
los contendientes:
Tu Razón, tu
cara negativa, femenina.
Tu Voluntad,
tu cara
positiva,
masculina.
Puesto que la Razón es
mortal
y la
Voluntad es inmortal, no es
una guerra
a muerte,
porque
el vencedor
necesita
al vencido para
gobernarlo.
Si la Voluntad vence,
tendrá en la Razón un
fiel servidor
y será
justo
con ella.
Si vence la Razón, convertirá en
esclavo a la Voluntad,
que se
verá obligada
a servir
al mayor de los tiranos. Sin
su máscara,
la Razón
es un verdadero
monstruo
insaciable y sin alma, que
la Iglesia
ha confundido con
un diablo.
Pero en
verdad, no existe ningún
diablo peor que la Razón.
Por estar
construida
con Espacio,
la Razón
tiene el
carácter
propio del Espacio, es negativa,
atrayente, absorbente, posesiva,
celosa, todo lo quiere para
sí misma
y no
suelta nada, por pequeño que
sea, si
no es
para obtener a
cambio, algo más grande.
Es nuestra memoria magnética, que
crece, sumando memoria.
Resulta ser
tan envidiosa,
que es
capaz de
tapar los
logros ajenos, para que sólo
se vean los propios. Es vengativa
y cruel,
incapaz de perdonar al más
arrepentido.
Tiene miedo de
enseñar lo que aprende, para
saber más
que los
demás. Enmascara su saber, para que
nadie copie
sus métodos, y
sus aclaraciones
están
llenas de oscuridades.
Con la Razón
no se
puede negociar,
es hipócrita, tramposa
y traicionera,
haciendo promesas que no
piensa cumplir. Cuando ve una
injusticia,
mira para
otro
lado, le
asustan los problemas.
Le gusta
verse atendida, reconocida,
que la
aplaudan, le regalen, le rindan
pleitesía y a cambio,
ella es
cicatera,
roñosa y desagradecida.
En todos los
sentidos,
la Razón,
es enemiga
de toda virtud, de
toda disciplina. Además de
envidiosa, caprichosa y avariciosa, es
soberbia, agresiva, abusona, glotona...
y mucho
más. Todo lo que es malo, falso e
inútil, en este mundo, es obra
suya,
de su ignorancia, su envidia
y su
impaciencia.
La tarea de
la Voluntad, es
domar a
la Razón,
como se
doma a
un bruto que
hará cualquier cosa por sobrevivir. Es domando todos los
vicios de la Razón, como
la Voluntad va
adquiriendo sus propias virtudes.
Todas las Razones
son iguales,
no las
hay mejores
ni peores,
todas son
egoístas, insaciables
y sin
freno.
EL ÚNICO
FRENO
DE LA
RAZÓN,
ES LA VOLUNTAD.
Ver una Razón
con mucha
paciencia, nos indica, que la
Voluntad
que la
habita,
está frenando la
impaciencia propia de la Razón.
Una Razón valiente nos
indica que la Voluntad
sabe frenar
el impulso
cobarde de correr, sin mirar atrás, propio
de la
Razón.
En momentos de peligro,
la Razón
huye a
toda prisa,
despavorida, histérica. Sólo una Voluntad con
experiencia puede obligarla, para enfrentarse
al peligro
y tratar de ayudar
a los demás.
En su estado natural, la
Razón carece
de toda virtud.
Cuando vemos virtudes en
nuestros
semejantes, no significa
que han
heredado una Razón mejor, sino que
la Voluntad que
la habita, es
más firme,
más poderosa,
tiene más tiempo, mayor sabiduría.
Lleva a
su Razón
bien atada, con
bozal, para que ni tan
siquiera hable, sin permiso
de la
Voluntad.
Hacen falta muchas vidas
para construir la
memoria de la Voluntad,
y se
necesita todo este tiempo
para domar
por completo a la Razón
propia, pero la mayor parte de la
Humanidad ha vivido suficientes vidas
para lograrlo y ya no
queda tiempo para otra vida más.
Ya estamos al
fin del
camino, el Tiempo, está llegando a
su final.
Mientras tanto, la
mayor parte de la Humanidad
sigue dormida,
soñando con la seguridad y el placer, van
corriendo hacia la oscuridad del
Espacio, alejándose de la Luz del Tiempo.
Si no logramos despertarlos,
si no
toman conciencia
de la
necesidad urgente de poner la
Razón al
servicio de la Voluntad,
si no afrontan la guerra
en su
interior, la guerra
incruenta, pueden verse obligados a
librar otra guerra, contra
la Razón de sus hermanos, será
ésta una guerra entre
Razones,
una guerra
cruel,
a muerte.
Para intentar evitarlo, en
penúltima
instancia,
llamo a
la Atención
de todos
los primogénitos, de todas las
familias que forman la Humanidad.
Sobre ellos
recae la mayor responsabilidad
Yo solo, no puedo despertar a la Humanidad,
estando
rendida y complacida a los pies
de la Seguridad. Por ello, es
deber de
los mayores,
ayudarme a intentarlo,
por el bien de todos, de
toda la
Humanidad.
Nadie se salva
a sí
mismo. No os empeñéis en
ello. Empeñaos en salvar a
vuestros
hermanos, así, vosotros
mismos, recibiréis la ayuda necesaria
para poneros
a salvo.
En el tiempo presente,
esta
es la
tarea más
importante y necesaria: darle
la vuelta a nuestra Razón
y armarnos
de paciencia,
para acercar
la Luz
a los
más sedientos y
saciarlos, si es preciso,
de uno
en uno.
Pero no podemos
despertar a ninguno, si
antes,
no logramos
la victoria sobre
nuestra Razón, obligándola a presentar su
mejor cara,
limpia, mansa, humilde, portadora
de Luz,
de Sabiduría.
Tan difícil
resulta
despertar
a un hermano,
como
darle
la vuelta a nuestra
Razón, para que deje el camino de
la Oscuridad
y tome el
de la
Luz.
La cara positiva de
la Razón,
no es
una sola,
está
construida
con muchas caras
menores, de modo que, al quitarle
su máscara,
encuentras otra debajo,
y debajo
de esta,
aparece otra y otra, y
otra
cada vez
más pequeña.
La tarea
de la
Voluntad,
es quitárselas todas y darles
la vuelta.
Para lograrlo hay
que conocerla
a fondo.
Tenerla ocupada.
Nuestra Razón,
nuestra
conciencia del Espacio, es nuestra memoria
superficial,
se renueva con frecuencia y funciona por
hábitos,
le gusta repetir lo
que sabe
y moverse en terreno conocido, donde se
siente
más segura.
No le
gusta
arriesgarse, ni siquiera para aprender
algo nuevo, porque le
horroriza el fracaso ante los demás.
Vive y aprende
por imitación, le
gusta
imitar
a quien
más sobresale,
a quien
vive sobre los demás, al que
mejor sobrevive.
Ya sabemos, que a pesar
de su
nombre, la Razón no razona,
no se
toma el
tiempo necesario, no reflexiona antes de
actuar,
se limita a reaccionar para
sobrevivir. A la hora de hablar, ella, habla
la primera,
sin dar
tiempo a la Voluntad.
Al oír cualquier
palabra, con relación a
su memoria,
reacciona interrumpiendo, para dar
su opinión.
Es nuestra memoria reactiva, autónoma, se
interesa
por los
asuntos
cotidianos
que suceden en el Espacio, su
seguridad, su bienestar, los
movimientos entre sus
vecinos, quienes mueren, quienes
nacen, sus quehaceres, costumbres,
amistades,
fiestas,
viajes
de placer...
no le
interesa
el saber
profundo,
no lo
necesita para moverse por el
Espacio.
La seguridad y
el placer,
son sus
metas
y para
alcanzarlas, no dudará en mentir, robar,
esclavizar y hasta matar, culpando
de ello,
a los
demás.
Es tan envidiosa,
que sueña
con verse
envidiada. Es mentirosa hasta la
exageración, nunca dice la
verdad, por miedo a las
consecuencias, siempre dice lo más conveniente, para sobrevivir mejor.
Es celosa, insegura, pendenciera y
exigente con los demás,
pero nunca
consigo misma. Sólo ve, la cara
negativa
de todas
las cosas.
Es chismosa, alarmista, alcahueta y tergiversadora.
Es una fuerza ciega, sin freno,
dispuesta
a todo
por sobrevivir, que
vive
asustada, por su miedo a
morir, a
perderlo
todo.
Ante este enemigo
tan formidable,
la Voluntad no
se encuentra desarmada,
tiene el
poder necesario para ver sometida a
su Razón,
hasta
la obediencia
sin réplica.
La Voluntad,
el par
opuesto
de la
Razón, tiene latentes
todas las
virtudes
positivas
que se presentan negativas en
la Razón.
Si la Razón tiene muchas
caras negativas, su
par opuesto, la
Voluntad,
las tiene
todas positivas, de modo
que la
Voluntad,
ha de
darles la vuelta, una
por una.
Siendo positiva
la Voluntad y negativa
la Razón,
ambas tienen también su par opuesto, es
decir:
La Voluntad, también tiene
dos caras,
es positiva y
negativa,
pero de frente es positiva, y
hay que
forzarla y buscarle la vuelta para
ver su
cara negativa.
La Razón, también
tiene dos
caras, es positiva y
negativa,
pero de frente es negativa y hay
que forzarla
y buscarle
la vuelta para
ver su
cara positiva.
La Voluntad
ha de
ponerle las riendas a una
fuerza ciega, sin freno, con
memoria propia, que aprende por si
misma, sumando más memoria en
cada generación,
con la intención de vivir
mejor.
También la Voluntad vive
dando pasos
en cada
vida, dando
la vuelta a las caras
negativas de la
Razón, invirtiéndolas, poniendo de
frente
sus caras
positivas,
haciendo de cada vicio una
virtud.
Puesto que
la Razón
funciona por hábitos, hay
que invertir los
negativos
en positivos. Hay que enseñarla a conformarse con
lo justo y necesario. Decirle ¡No! cuando pide
más, forzarla para
que haga sus deberes con
la mejor cara.
Sin negociar
con ella,
al cabo
de poco
tiempo se rendirá, y habremos
ganado otra pequeña batalla, hasta la victoria
final, cuando la Razón no
se adelanta, porque
va detrás
de la Voluntad.
Tan necesario es
conocer bien a la Razón
como a
la Voluntad. A la
Razón no
le gusta trabajar. El trabajo,
bien hecho,
es propio
de la
Voluntad.
Recuerda ahora, que
la Razón
es el
cuerpo material, que heredamos
de la
Madre, para reconocer este mundo
y llevarnos
memoria de la Realidad que
es el
Espacio, el Universo. A este cuerpo
de Espacio,
le encanta, la
Seguridad.
La Razón, nuestro cuerpo
visible, material, magnético,
ya lo
conocemos, a la vista está: es
lento,
pesado, frágil, se cansa con
facilidad, sufre de hambre,
sed, miedo,
frío,
calor, enfermedad, se deteriora rápidamente, es
hijo del
Espacio, la Muerte.
La Voluntad,
nuestro
cuerpo invisible, inmaterial, eléctrico, que
heredamos de DIOS HIJO,
para conocer
la Realidad
que es
el Tiempo,
ama por
encima de todo, la Libertad.
Si te preguntas por
la presencia
y las
funciones de tu cuerpo eléctrico, considera
que tu
Razón y tu Voluntad, es
decir, tu cuerpo material
y tu
cuerpo inmaterial, son opuestos,
de modo
que, si
observas las características de
uno, puedes
desvelar las del otro. Contando,
que uno
sirve para
moverse por el Espacio y
el otro, para
moverse por el Tiempo.
Voy a revelarte algo
sobre su
funcionalidad, para que reflexiones
sobre la
realidad que es tu Alma, tu
Voluntad,
construida
con Tiempo,
que es
Luz, electricidad, memoria.
Resulta ser
un cuerpo
bellísimo,
de luces
vivas, variables, una asombrosa sinfonía de
Luz y Color
vibrante, en movimiento
espiral.
Aunque la Luz
parece que tiene densidad, por
estar
compuesta de muchas luces,
es del todo inmaterial, de
modo que
tu cuerpo
eléctrico
es tan
ligero como la Luz, que no
pesa nada,
es tan
veloz como
el Tiempo,
se mueve
a la
velocidad de la Luz, no se
cansa, no sufre de hambre,
ni de sed, ni teme
a nada,
no le
afecta ni el frío ni el calor, no
conoce el dolor, no enferma,
no envejece,
es siempre
joven, es Inmortal.
La Voluntad, nuestro cuerpo
para conocer
la Libertad, hecho
de Tiempo,
de Luz,
resulta
invisible a los ojos de
la Razón
estando a su alrededor.
Mientras vivimos
en el
Espacio, no podemos ver la
electricidad,
la Luz
que procede
del Tiempo, tan sólo
podemos ver el reflejo
de la
luz en
el Espacio,
pero la
Luz misma, no podemos verla.
La Voluntad
se construye con
Luz, con
Tiempo, que es memoria. El tiempo que resta para el
desarrollo del Espacio, es la
memoria que nos falta para terminar
el desarrollo de la Voluntad.
Fuera de este Universo
en desarrollo,
reina la
Luz de
la Eternidad,
allí sí
puede verse la luz del Tiempo, la
luz de
la Voluntad. De
allí venimos
a por
luz y
allí volvemos,
con ella,
o sin
ella.
Voy a darte Alfredo, el
conocimiento necesario para que
puedas visualizar la realidad que es tu
Voluntad.
Ya te he explicado que
tu Razón
está
construida
con Razones
menores. Si has entendido esto, te
resultará
más fácil
comprender que tu Voluntad,
está
construida
con Voluntades menores,
es decir:
Tu cuerpo físico es un
Espacio, una Razón, construida
con Razones
menores, que son los órganos, que tienen
función propia, movimiento propio.
Lo cual
te indica
que tienen
Voluntad propia, campo eléctrico, o
cuerpo de Luz.
De igual modo
que la
Razón, el cuerpo material,
está
formado por órganos materiales, magnéticos.
También la Voluntad, el
cuerpo inmaterial, está
formado por órganos inmateriales,
eléctricos.
Cada uno de
tus órganos
materiales,
está
formado por células materiales,
y cada
célula, además de Razón,
tiene movimiento propio,
tiene Voluntad, cuerpo de
Luz, eléctrico, inmaterial.
Igual sucede con
las moléculas
que forman
las células,
los átomos que
forman las moléculas, y las partículas que
forman los átomos.
Todas las Razones
que forman
tu cuerpo
físico, además de Razón, tienen
Voluntad,
campo eléctrico, cuerpo
de Luz.
Para que te
hagas una
idea de
cómo se
ven juntas, la
Razón y
la Voluntad, a
cierta
distancia, observa el
Sol. Cuando
miras al
Sol, la
luz, no
te permite ver
su cuerpo
físico. Igual sucede con la
luz de
la Voluntad, que
sólo deja
ver a
la Razón
como una
sombra en su interior.
LA RAZÓN
ES COMO
UNA SOMBRA DENTRO DE LA
VOLUNTAD.
Observar la Voluntad a corta
distancia,
es un
espectáculo
impresionante. El campo eléctrico
que te
rodea, está formado por
los campos
eléctricos
de tus
órganos, en cuyo interior vibran los
campos eléctricos aun más
pequeños y más veloces de
las células, que también están
formadas a su vez por
otros
más pequeños
todavía
y más veloces
aun, que corresponden a las moléculas,
en cuyo
interior
pueden verse los campos eléctricos de
los átomos y
dentro
de estos, los
de las
partículas
subatómicas, los más pequeños
y los
más veloces.
Todos, tienen su propia Luz.
Si el cuerpo físico, resulta hermoso
en sus
mejores años, el cuerpo de
Luz, es
una visión extraordinaria, un orden
de luz
y color
de una
riqueza inaudita, donde la
vida, late por
doquier, cada órgano se distingue de
los demás,
por su
luz, su
color, sus matices; latentes, cambiantes, variables
en su
intensidad.
Cualquier anomalía,
cualquier disfunción orgánica en
la Razón,
se ve
de inmediato en el
cuerpo de Luz. Hasta
los pensamientos, tienen
su efecto visible en
la luz
y el
color de los órganos.
Los ojos eléctricos de
la Voluntad pueden
ver en
el interior de
las cosas,
nada queda
fuera del alcance de
la visión
de la
Voluntad.
Puede dejar
momentáneamente el cuerpo físico, para moverse
a la
velocidad de la Luz, puede
acercarse a lo más lejano en
un instante y en otro instante puede acercarse
a las
profundidades
de la materia, del mundo microscópico, para observar la magia
de los
mundos interiores, las células,
las moléculas, los átomos,
las partículas... todo
está
al alcance
de su
visión eléctrica. Su
oído
puede escuchar
el colapso
de una
estrella
lejana, o el movimiento vertiginoso
de un
electrón.
Su tacto, toca
la memoria
de las
cosas, se siente en Unidad con todo cuanto toca, aprende
por simple contacto. Su
olfato puede
discernir el rastro que
deja cada
memoria sin contar el
tiempo trascurrido, porque el tiempo
no se
mueve en
la Eternidad...
En esta dimensión, sí
que se
mueve el
tiempo, y tenemos limitado
el espacio
para profundizar más en el
poder extraordinario de
los sentidos propios
de la
Voluntad.
Sin embargo, el
Espacio, no supone ningún obstáculo para
la Voluntad. Ella
está
construida para reinar
sobre el
Espacio, la tercera Dimensión.
LA CONQUISTA DE
LA VOLUNTAD ESTÁ EN
EL TIEMPO.
Entiende que poder moverte a la velocidad
de la
Luz, te da dominio sobre el Espacio. Pero
recorrer el Tiempo del
Universo, desde su primer instante,
hasta
el último,
aunque puedas viajar a la velocidad
de la
Luz y
aunque seas Inmortal, necesitas miles
de millones
de años para recorrerlo en línea recta, y mucho más,
para recorrerlo
en espiral
y cobrar
Memoria de la realidad,
que es
la Cuarta Dimensión, la Eternidad.
No es suficiente ser
Inmortal
y moverse a
la velocidad
de la
Luz,
para conocer
y cobrar memoria de la
Grandeza
de DIOS.
Por eso, eres
Eterno.
Para disfrutar de
tu cuerpo
de Luz
y conocer
la Libertad que
reina en
la Eternidad,
debes centrarte
primero en terminar de domar
el cuerpo
que disfrutas
ahora, creado para conocer el Espacio,
la Seguridad.
No te rindas
tú, ante tu Razón, la
sombra de
tu Voluntad, resiste sus
impulsos negativos, dales la vuelta y si lo
ves necesario,
átala, hasta que
la veas
rendida, a los pies de tu
Voluntad.
La Voluntad,
está
hecha para
doblegar a la Razón. Nuestra cara
positiva,
luminosa, nuestra memoria eléctrica, es,
por su
propia naturaleza, positiva,
inocente, reflexiva, razonable
y sincera.
Aprende por entendimiento,
y logra
la excelencia
con la
práctica. Su razonamiento se atiene
a la
lógica, al sentido común,
no teme
equivocarse porque aprende de sus
propios errores. Es franca, veraz,
generosa, eficiente, inteligente,
comedida, vergonzosa, limpia y alegre,
ve la
cara positiva de las
cosas, es temeraria, es valiente,
protectora, sabe
estar
callada, sabe sacrificarse, le
cuesta
rendirse, sabe perdonar y tiene inspiración
propia..
Al contrario que la
Razón, siempre envidiosa, la Voluntad es
feliz haciendo
felices a los demás, disfruta con sus
alegrías,
se entristece
con sus
desgracias, y se rebela ante
la injusticia.
No debemos juzgar
con dureza
a nuestros semejantes, cuando
su comportamiento es
reprobable. Hay que entender que
no saben
todavía
frenar a su Razón, porque
son Voluntades muy
jóvenes y necesitan, a su lado,
una Voluntad más
vieja para
enseñarles a conducirse y
a frenarse.
Toda Voluntad,
por vieja
que sea,
también ha sido joven, incapaz
de frenar
a su
Razón. Hay que darle
su oportunidad de
aprender a la Voluntad
más joven.
La clave para
vencer esta guerra tan
particular,
está
en la
Atención, ella está en medio,
entre
la Razón
y la
Voluntad.
Ella es
la Fuente de la Vida,
tanto
para la
Razón como para la
Voluntad,
de modo
que, si
la Atención,
atiende
a los
impulsos negativos, propios de la
Razón, la Razón se saldrá
con la
suya. Si por el contrario, la Atención, atiende los
impulsos positivos, propios de
la Voluntad, la
Razón no
tendrá ninguna opción.
La Voluntad,
siendo de naturaleza eléctrica, no
se conforma con
lo material, como
la Razón. Ella se alimenta
de Luz.
La Luz es
la Verdad, la
Verdad
es Perfección,
la Perfección
es la
Vida.
La Voluntad
disfruta con
las cosas
verdaderas, buenas y útiles,
se complace
ante
las cosas bien hechas, el Amor, el
Saber, las buenas obras, una
bella composición
musical, una buena
obra artística,
un paisaje
hermoso, la sonrisa de un
niño, el
perfume de las flores,
el canto de las aves,
el silencio
de los
peces...
Sin embargo, la
Razón, que nunca tiene bastante para sí
misma, a la hora de
la verdad, cuando se ve obligada,
se conforma con
pan y
agua si
la dejan
vivir, y en esta condición ni
se atreve a
protestar.
Concluyendo:
El Tiempo, la
Suprema Voluntad, no te
permitirá
pisar la
Eternidad, antes de morir,
si tu
Voluntad
no le
ha dado
la vuelta a tu Razón,
para presentarla domada:
mansa, humilde, paciente y obediente.
Aún me falta un último
consejo relacionado con tu deseo
de prepararte para
el Fin
de los Tiempos.
Dice así:
Aquel que tomara la
Razón de otro, perderá
la Razón
propia,
porque nadie puede servir a
dos señores a
la vez.
Estas palabras fueron, son
y serán,
vigentes.
Te explico:
Los dos señores
a la
vez, son
La Razón
y La
Voluntad.
Ya sabes que Razón y
Voluntad,
son opuestas, es
decir, que el fortalecimiento de una,
significa
o implica,
el debilitamiento
de la
otra.
La Razón vive
saludable, si la alimentamos
con los
frutos
saludables de la
Tierra, como las frutas y las semillas.
Pero si
alimentamos a nuestra
Razón propia,
con otra Razón, muerta, oscura,
fría,
rígida,
sin campo
eléctrico;
entonces,
nuestra
Razón se
fortalece y, en consecuencia,
se debilita la
Voluntad.
Si has elegido el camino
de la
Voluntad,
debes reconocer
esta
debilidad de la Razón por la
carne muerta y sus consecuencias
para la
Voluntad.
Si a un niño, lo
alimentamos con carne, le
gustará
la carne,
de hecho,
a la
Razón le
gusta la carne, no en vano
está
construida
con la
memoria de muchas generaciones, cuyos hábitos y forma
de vida
eran la
guerra, la crueldad, la esclavitud, la
muerte,
la carne y la sangre.
La educación es
muy importante y los
hábitos
de una
mala educación
hacen más
difícil la tarea de la
Voluntad.
Por ello, no
es la
Razón de
vuestros
hijos a
quién hay
que educar,
la memoria
de la
Razón es inconstante y superficial, olvida
pronto
lo que
no atañe a
su propia
supervivencia.
La Razón, aprende
imitando
al más
fuerte.
Aprende, imitando el
ejemplo
que ve
en sus mayores.
A quien hay que
educar es a la Voluntad de
vuestros
hijos, para que sepan, por
sí solos, frenar el desenfreno
propio de la Razón.
Alimentando todos
los caprichos
de su
Razón, fortalecéis la Razón
de vuestros hijos y
debilitáis su Voluntad.
Les hacéis, pues, un flaco favor,
entregándoles
al duro
proceso que es la vida,
con una razón caprichosa y desenfrenada,
sin una
Voluntad
educada, resuelta y firme,
para ponerle freno.
Para terminar, voy
a recordarte otras palabras,
verdaderas, que siguen estando
vigentes y pertenecen a
quien fue crucificado por
decir quién
era Él,
en verdad:
El Hijo de DIOS.
DIOS HIJO,
encarnado, la Suprema Voluntad
de DIOS
PADRE, que fue, es, y
será, por
siempre, nuestro Padre,
el Padre
de nuestra Voluntad,
Dijo estas
palabras:
EL QUE CREA
EN MÍ
NO MORIRÁ.
Entre hombres primitivos,
no podía ser
entendido,
pero su
afirmación
es verdadera
y exacta, tú ya puedes
comprenderla.
Siendo Él, el
Padre de
toda Voluntad, siendo
nuestra
Voluntad,
suya, antes que nuestra, creer
en ÉL,
es creer
en nuestra propia
Voluntad.
De modo
que, quién
crea en su propia Voluntad, se
subirá encima de su Razón
y hará
de ella
un humilde
y manso servidor.
¿Por qué es esto tan
importante?
Porque esta generación vivirá el Fin del Tiempo,
pisará la Cuarta Dimensión, sin tener que morir.
Precisamente, la generación que ha olvidado su origen y su
destino.
Porque su Palabra se verá cumplida.
En su nombre, te recuerdo SU PALABRA,
y como tu hermano mayor, Alfredo,
te doy también la mía.
Los mansos, poseerán la Tierra.
Los humildes, los limpios de corazón...finalmente...
verán a DIOS
Fin de la Respuesta y de la Segunda Entrega.
Queda abierto
un tiempo
de reflexión, maduración
y práctica de
lo que
en estos extraordinarios
trabajos se nos ha recordado.
Y que la
Atención decida…
Os envío el deseo,
de encontrarnos todos
más positivos a
la vuelta del
verano…
Por mi parte, seguiré
estando
a vuestra disposición
porque en esta tarea
no cabe
descanso.
Como dice El Escriba,
después de llenarse toca vaciarse.
Estad alerta para
poner en
práctica
lo aprendido,
ya sabéis
que el
conocimiento se convierte en
Sabiduría cuando damos nuestra comprensión
a quien
tiene hambre
de saber.
Fortalecer e
inspirar a quién nos pide,
es la
siembra que a la postre nos
trae más
fortaleza y mayor inspiración.
Termino, agradeciendo a todos los que
han enviado
sus evaluaciones,
muestras
de apoyo, dando gracias por los
envíos,
las cuales
no puedo
por menos
que redirigirlas
al Escriba, uniendo a
ellas mi
más profundo agradecimiento. Extendiéndolo también
a todas las personas conscientes de
la realidad
que vivimos y que han colaborado
desinteresadamente en su difusión, trabajando
por el
progreso del Alma, de todas las
Almas.
Un fraternal
abrazo.
Alfredo
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