LA CUARTA DIMENSIÓN - SINTESIS CAP.07 - LA PERFECCIÓN
Breve introducción a las enseñanzas de este capítulo.
Recordemos que es el Tiempo quien materializa todos los cuerpos y los ordena hasta su
perfección final.
Todos los cuerpos
se originan a partir de
una pequeña
“semilla”.
Todas las semillas
encierran en sí mismas
su propia perfección.
Si queremos observar la perfección
que
encierra
cualquier
semilla, sólo tenemos
que encerrarla en la oscuridad de la tierra y esperar a que el Tiempo nos muestre el desarrollo
de
la semilla, su materialización en el espacio, paso a paso, hasta su perfección final.
La labor del Tiempo, en la semilla, en nuestro propio cuerpo o en el cuerpo Universal es
mostrarnos paso a paso el desarrollo de la Perfección.
La Perfección no es un suceso espontáneo, requiere “un tiempo de gestación”. Hasta que
el tiempo de gestación no concluye, la Perfección no resulta, “Evidente”.
Si no conociéramos el tiempo de gestación de un feto dentro del vientre materno, a la hora
de verlo nacer, nos parecería que su cuerpo perfecto se ha formado espontáneamente, no sospecharíamos el origen de tal perfección, no conoceríamos su desarrollo paso a paso, su materialización en
un espacio
a partir
del óvulo fecundado. No conoceríamos
“Su tiempo de gestación”.
Ahora bien, la velocidad del Tiempo no es igual para todos, dentro del Universo. El Tiempo es
tan
relativo que cada cuerpo tiene un tiempo propio, una velocidad propia, para alcanzar la perfección final.
Una vez que entendemos que la Perfección en el espacio es un proceso que requiere un
tiempo, podemos preguntarnos:
¿Cuánto tiempo necesita aún el
Universo para mostrarnos
su
perfección final?
¿Cuánto tiempo necesitan las especies para mostrarnos
la suya?
¿Cuánto tiempo necesita la Especie Humana para ver
su propia perfección final
en
esta Tercera Dimensión?
Si tan sólo creemos en lo que podemos ver, nos veremos engañados por las apariencias.
Nada
parece tener sentido en este mundo tridimensional. Todos los cuerpos nacen crecen
y mueren. Nadie parece sacar provecho de este proceso.
Desde
las partículas
a las Galaxias,
finalmente,
todos
los cuerpos terminan muriendo, mientras va
engordando
el Espacio, mostrándonos paso a paso
su desarrollo, su materialización, acercándonos
a su orden final, su total Perfección.
Nuestras vidas parecen carentes de sentido cuando nuestro cuerpo es pasto de la tierra y
damos por
perdida
nuestra memoria
del tiempo,
nuestra Sabiduría adquirida
y nuestra identidad más perfeccionada. Pero las cosas no son como parecen, porque la Voluntad,
invisible, intangible, como nuestra memoria, no muere cuando el
cuerpo muere.
Para la Voluntad que
va guardando
nuestra memoria,
nuestra experiencia, nuestra
verdadera
identidad, la Vida
y la Muerte son
tan
sólo un camino para
alcanzar
su Perfección.
A lo largo de muchas vidas la Voluntad va sumando experiencia en su memoria y con ella
va
alimentando el desarrollo de un cuerpo eléctrico, un cuerpo tan invisible como el propio Tiempo, un cuerpo de luz y color.
Este cuerpo luminoso
es el
Alma
humana.
Representa la perfección final
del cuerpo humano en el Espacio, representa su sublimación, el final de su tiempo de gestación para nacer desde la tercera a la Cuarta Dimensión.
En el séptimo capítulo, desde la página 61 a la 70, el autor nos va ampliando el significado de
la Perfección con mayúscula,
la perfección
Universal y con
ello
nos va
aclarando
el camino hacia nuestra propia perfección inmortal.
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