lunes, 23 de junio de 2014

EL DIARIO DEL ESCRIBA (Extractos)


Extractos de EL DIARIO DEL ESCRIBA


Capítulo 4 – Episodio 3

Una Empresa desde la Basura”.




Me interesaba saber por qué el Escriba no se interesaba por el dinero porque aún sin tener taller, se las ingeniaba para hacer regalos en una habitación con unas pocas herramientas, y podía perfectamente vivir de su trabajo, haciendo regalos del todo originales y vendiéndolos por dinero, como hacen los artistas.

¿Por qué no quieres cobrar dinero, si con ello puedes comprar las estructuras que estás haciendo, ya hechas a la medida y aún más, pagar obreros para que te construyan el taller?

¿No estarías tú, haciendo, lo que tan bien sabes hacer, ganando con ello dinero, mientras los obreros, haciendo también su oficio, estarían también ganando dinero?

¡Seguro que sí! exclamó con rapidez. Así todos estaríamos ganando dinero y llegaríamos a ser el doble de ricos para comprar más servicios y hacer más ricos a todos.

Este es el mismo cuento del cobrador de impuestos, que siempre llena su boca con la palabra "todos", cuando en realidad quiere decir unos pocos.

En este caso, quiere decir que haremos más ricos a los que saben hacer algo, a los que tienen algo que ofrecer porque a los que nada saben y nada tienen, no podemos comprarles nada, no podemos hacerlos más ricos, ni más sabios. De modo que los condenamos a vivir de las limosnas, de lo que puedan robar, o a ofrecerse y venderse a si mismos, como si fueran ellos un objeto o una obra, fabricada por los ricos, pues para los ricos se ven obligados a hacer cosas, que sólo la necesidad verdadera puede obligar a hacer a cualquier hombre o a cualquier mujer.

Esto no es servir al hermano menor, esto no es lo conforme con la Ley del Amor y el Orden del Saber. Esto es tan abominable como mantener en la mayor ignorancia a nuestros hermanos más pequeños, para esclavizarlos, prostituirlos, comprarlos y venderlos como marionetas construidas por la mano del hombre, sin voluntad propia, que han de aprender a servir nuestra voluntad para poder vivir, para que puedan sus hijos vivir, para que puedan servirnos el día de mañana y no se acabe nunca esta vida tan buena, que nos damos todos "los ricos", dando de cuando en cuando una limosna al pobre, para mantenerlo, así,

¡Siempre Pobre!

Estos pocos ricos, que se les llena la boca hablando de "todos", cuando en realidad sólo hablan de sí mismos, no son ricos en absoluto, aunque puedan comprar con su dinero la voluntad de todos los pobres, porque de seguro, con su dinero, no podrán comprar su libertad. Tan sólo podrán disfrutar lo que no les corresponde, durante cierto tiempo, pues a los ojos de la Ley aparecen como malvados, además de ladrones, y la maldad no pondrá sus pies en la Eternidad.

Por tanto, no es tan buena idea que me dedique a hacer obras, para venderlas por dinero y aumentar el producto interior bruto del país o de la Humanidad, porque ésta sólo es la verdad que alimenta a los ricos, y la imponen los siete u ocho más poderosos, manteniéndose ellos bien lustrosos por fuera y bien atiborrados por dentro, mientras hacen cábalas fumando un buen puro, para repartir las justas limosnas y mantener a la pobreza en permanente acto de servicio.

Para colmar tal situación, del todo innombrable, los ricos, teniéndose por los más educados y los más listos, poseedores de la voluntad a la que han de servir sin más, los más pobres, resulta que son esclavos de sus propias mentes, siempre ávidas e insaciables de mayor poder, mayor seguridad y mayor placer.

¿No estaríamos mejor, si yo les enseño mi oficio y ellos a mí el suyo? Así, además de conocer su oficio, con el que pueden pagar su cierta libertad, conocerían también mi oficio y yo el suyo, y todos seríamos el doble de libres.

La Humanidad se enriquecería con sus contactos, haciéndose más rica en verdad, en Amor y Saber hacer. Cosa que jamás puede ser, si sólo obramos por dinero.

Con dinero, puedes comprar todas las obras que hacen los que saben hacer algo por sí mismos, o agrupados en empresas que saben hacer algo entre todos ellos, puedes comprar todas las cosas que hacen la vida más fácil, más cómoda, más interesante y divertida, más libre. Pero si no sabes hacer esas cosas por ti mismo, no estarás disfrutando de tu propia libertad sino que estarás alquilando cierta libertad por un tiempo. De modo que no es cierto que el dinero pueda comprar la libertad, pero sí es cierto que puede alquilarla por cierto tiempo.

Puedes pagar la libertad que ofrecen los hombres libres por saber hacer algo, pagando por lo que saben hacer, pero, ni aún pudiendo pagar las obras de todos los artistas, ganarías ni una pizca de la Libertad que les d.C., su propio SABER HACER.

Quieres decir que la libertad es ¡el saber hacer!, que más libre que el que puede comprar, es ¡el que puede hacer! Contesté al Escriba, convencida de que había entendido bien.

¡Exacto! exclamó. ¡Eso quiere decir!, que más importante que el dinero, es el saber hacer y que no es dinero lo que sacará al pobre de la pobreza sino su saber hacer y no puede aprender, porque no se le permite ser libre en su propia voluntad. Como ha de verse cualquier semilla para desarrollarse y hacer sus frutos propios.

De modo que, con dinero, puedes comprar las obras de otro, pero con ellas no compras su libertad, la libertad que proporciona "su saber hacer", al obrero. El Saber Hacer no es una ilusión temporal, como todo cuanto el dinero puede comprar. El Saber Hacer es el poder creador del Alma, nuestro propio poder creador, que no se puede comprar con dinero ni te puede tocar en la lotería ni se puede falsificar ni robar. Pues es el resultado de un ejercicio de atención y de dominio de la voluntad.

Como el ejercicio que desarrolla los músculos, y del cual obtenemos mayor potencia muscular, esta potencia ganada, podemos alquilarla, pero no podemos venderla ni comprarla para disponer de ella en nuestros propios músculos. No seremos ni un pelo más fuertes ni más listos pagando por disfrutar la fuerza y el saber propios del prójimo.

Esto no puede comprarlo el dinero, esto sólo puede lograrlo la voluntad que se somete al aprendizaje, al ejercicio, para dominar tal o cual nuevo saber, tal o cual nuevo poder, dando un paso en el saber y otro en la práctica de ese saber, porque sólo la práctica convierte el Saber en Poder.

Caminando, así, a cada paso aumentará tu saber y a cada paso aumentará tu poder, ¡Tu Saber Hacer!, Así no darás vueltas, cada vez más pobres, sino que lograrás avanzar en la Verdad del Amor y el Saber, de la Fuerza y el Poder, pues a cada paso te verás más fuerte y más poderosa, más segura y más libre.

No es por casualidad que el Camino que ha de recorrer el Alma se llama el camino de la Fuerza y el Poder, del Amor y del Saber.

Ni es casualidad que he advertido a la Seguridad que tiene los días contados y sólo está, ya, disfrutando de un plazo para rectificar, para dejar libres a los más pequeños, a los hijos más pobres de la Humanidad. A todos doy la ocasión de vaciarse de su Amor y su Saber en los que no pueden tener y en los que no pueden saber. A todos doy la ocasión de renunciar a seguir con el abuso que practica el mayor sobre el menor, antes de que yo rompa sus cadenas librándoles de la ignorancia impuesta, para que sean libres y dueños de su voluntad, para que puedan ejercitarse en dar Amor y Saber, conquistando así, su propia Seguridad y su propia Libertad. Porque todo cuanto necesitan saber, para ser libres y acrecentar su libertad, está guardado para ellos en la tinta de mi pluma, si no les es entregado por la propia voluntad de sus mayores.

Pues escrito está, que si no dais, no recibiréis y como ya se acerca la hora del recibir, sólo queda un corto plazo para que podáis dar. Porque después, como está escrito, así será.

Vendiendo nuestras obras por dinero, sólo saca algo en claro el cobrador de impuestos y los que saben hacer algo, pero los hijos de la Humanidad ni pueden ponerse en pie, para aprender a caminar, como ha de caminar el ser humano, por Suprema Voluntad, un pasito hacia la fuerza y otro pasito hacia el saber, como se ha de caminar para avanzar en la Eternidad. Como aquí se aprende a mover primero una pierna, y sobre ese apoyo, poder avanzar con la otra.

Comprándolo todo hecho, no ganarás ni pizca de Libertad, porque sólo el Saber Hacerlo, te hará Libre en verdad. Libre para disfrutarlo cuando te venga en gana o en necesidad. Cosa que no podrá darte el dinero, porque tan fácil como llega a las manos, se va.

No trabajo pues, para ganar dinero, sino para aprender, para saber el funcionamiento de todas las cosas que necesito o necesitan los demás, para aprender a hacerlas por mí mismo y aumentar mi poder creador, para poder enseñarlas a la necesidad y aumentar mi Amor, mi propia fuerza creadora. Pues el orden aprendido, ha de recibirlo el Amor, y sólo con paciencia que es más Amor, ha de serle entregado el Saber al Amor, para que pueda convertir nuestro mayor saber, en su mayor seguridad, y sea para todos, la mayor Seguridad y la mayor Libertad.

El Saber Hacer exige ser Virtuoso y la Mayor Perfección exige la Mayor Virtud.

El Alma luce más o menos, según su mayor entrega de Amor, de protección, de seguridad. A mayor luz, mayor es la admiración que sienten por ella las demás almas, como en este mundo se admira la fuerza de los más fuertes. Pero la luz no es la belleza del Alma, la belleza del Alma es su color y las Virtudes son los Colores del Alma.

De modo que en la Eternidad, el alma más admirada por su fuerza, es la que tiene más luces y el alma más admirada por su belleza, es la que tiene más colores. La que tiene más luces allí, es como la que tiene más músculos aquí y la que más colores tiene allí, es la que más sabe hacer aquí.

En la Eternidad, el color ordena a la luz, es decir que, quien tiene más luz y más color en su alma, ordena al que tiene menos. Esto no es para abusar de él sino todo lo contrario para poder enseñarle y para ello ha de ser obedecido.

Por ello, la obediencia sólo puede ser para el Maestro, que ha de darnos su Amor y su Saber, como ordena la Ley y el Orden de la Ley.

En la Eternidad, cada ser humano tiene su propio lugar, detrás de quien tiene más luz y color y delante del que tiene menos.
Para recibir del hermano mayor, "el Maestro". Para dar al hermano menor, "el Alumno".
Así, todos son alumnos del mayor y maestros del menor, todos son maestros y todos son alumnos, todos los hermanos aprenden de todos, en la Gran Familia de Dios.

Todos aprenden para poder enseñar y todos enseñan para poder aprender. Todos se llenan para poderse vaciar.

Así me verás actuar, pues no me interesa el dinero ni la falsa libertad que puede pagar; me interesa más acumular saber hacer, que dinero; me interesa acrecentar mi Poder Creador y mi Energía Creadora, para poder recrear según mi voluntad y según la necesidad de mis hermanos más pequeños.

Lo que hice, fue servir a La Ley y al Orden de La Ley, entregando mi amor y mi saber, a mi obra, para ponerla al servicio de mis hermanos. Hice mis frutos para el mayor bien de todos antes que para el mío propio.

No sólo he renunciado a darle mis consejos, por su propio bien, a la Seguridad, porque los desprecia, para dárselos sólo a la Libertad. Tampoco trabajaré por dinero, más allá del justo para vivir, mientras aprendo a sembrar lo que me veo obligado a pagar con dinero, para no engordar aún más a la Seguridad, con mis impuestos, vendiendo mis obras por dinero. Las ofreceré como el frutal me ofrece sus frutos, en pago por su tributo a la Libertad.

No trabajaré más para enriquecer a la Seguridad, sólo a la Libertad, que ha de saber levantarse cuando se vea libre del peso de la seguridad y ha de aprender a caminar, erguida, como es su nobleza, pues camina encorvada por tanto pesar y tanto reverenciar el orgullo y la vanidad.

No necesito dinero para levantarme tras el derribo de mi obra, que era mi libertad. No será con dinero como podrá levantarse La Libertad tras el GRAN DERRUMBE que va a sufrir la Humanidad. Sólo el saber hacer le permitirá levantarse, con sus propias fuerzas. Sólo la Sabiduría y el Amor.

Utilizo materiales de derribo y desechos metálicos, porque estas serán las materias primas con que podrá contar la Libertad para ponerse en pie, cuando se vea libre, al fin, del peso insoportable de la Seguridad.

Entonces ya habrá aceptado la Seguridad poner sus pies sobre la tierra y caminar como ordena la Ley, un paso detrás de la Libertad.

Yo solo me basto para hacer mis propias obras porque he ejercitado y desarrollado mi Saber Hacer, pero para tener nueva inspiración, he de vaciarme de lo que ya sé, pues no recibirá mi alma la inspiración nueva, si no siembro lo que sé, como se ha de sembrar la semilla en la tierra preparada, si quieres verla crecer y dar sus frutos en el día de mañana.

Para poder enseñar lo que sé a quien necesita saber, he de dárselo a comer del modo que pueda comerlo, esto es sin atragantarlo, sin forzarlo. Por ello, si lo que he de enseñar, requiere aprender ciertos pasos, he de asegurarme que puedan aprender bien a dar el primer paso y los demás pasos, pues bastará un mal paso en la construcción de cualquier obra para echar a perder todos los pasos.

Si he tenido que aprender ciertas habilidades para saber hacer mis obras, y esto me ha llevado años de ejercicio, he de lograr el modo de enseñarlas en el menor tiempo, al mayor número de aprendices, de modo, que todos puedan disfrutar la libertad que a mí me da mi saber hacer. Y no me importa que puedan hacerme competencia porque, si les doy mi saber, es para poder ejercitarme yo, en un saber mayor.

Para conseguir todo esto, hay que crear una empresa, con tantos departamentos como habilidades requiere el aprendizaje, en cada departamento un aprendiz aprenderá a dar uno de los pasos necesarios para lograr al final de todos los pasos un producto terminado.

Si para hacer mis obras yo sólo, necesito poseer diez habilidades determinadas, puedo enseñar una habilidad diferente a diez aprendices, y siguiendo la Ley y el Orden debidos, cada uno podrá ser maestro y alumno de los demás. Al cabo de un tiempo, habrá diez artistas, listos para vaciarse en aprendices más jóvenes, para dar ellos, otro paso en un nuevo aprendizaje, que al mayor toca procurar que no les falte. Pues no le faltará su fuerza ni su inspiración al mayor que inspira y fortalece al menor.

Yo no vengo para haceros más ricos en dinero, sino en Libertad y la Libertad no se fabrica como el dinero. La Libertad, como el Amor, como las patatas y todo lo que es verdadero, para tenerlos, hay que sembrarlos primero.

Y el que no siembra bien el amor, las patatas o el saber, perderá su amor, sus patatas y su saber.

Y no se te ocurra sembrar ni en la tierra más fértil ni en la pobreza más necesitada, ¡el dinero! porque no crecerá sobre ellas nada que sea verdadero.


Con este consejo dio el Escriba por terminada su respuesta a mi inocente cuestión sobre el dinero y el arte.




El "ORGANIGRAMA: Saber Hacer"...




...procede del libro EL DIARIO DEL ESCRIBA. que consta de 2 partes:

- la 1ª trata de la lucha entre él y el Gobierno de turno, para erradicar la pobreza
y cómo fue "ilegalizado" El Escriba a los ojos del propio Gobierno.

- la 2ª trata de cómo crear riqueza desde la "basura",
como respuesta y solución a los problemas y dificultades planteados
en la 1ª parte del libro.


Descárgate el libro en español aquí:


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